Terapia craneosacral para migrañas

Terapia craneosacral para migrañas

Las migrañas siguen siendo una de las condiciones más desconcertantes y problemáticas que enfrentan los estadounidenses en la actualidad. Aproximadamente el 20 por ciento de la población de EE. UU. Sufre de migrañas con un dolor que varía de moderado a debilitante.

Aún más desconcertante es la variabilidad de los enfoques de tratamiento, algunos de los cuales funcionan bien para algunos individuos pero no tan bien para otros. Por esta razón, las personas a menudo recurrirán a terapias complementarias para ayudar en el tratamiento tradicional de las migrañas.

Opciones de tratamiento actuales

Tratamientos tradicionales de migrañas generalmente se enfocan en medicamentos preventivos como topiramato, valproato de sodio, propranolol y metoprolol, cada uno de los cuales ofrece diferentes mecanismos de acción. Otras opciones de tratamiento incluyen acupuntura, manipulación quiropráctica, fisioterapia, masajes e incluso neuroestimuladores implantados quirúrgicamente para las migrañas crónicas intratables.

Las tasas de éxito de estos tratamientos pueden variar significativamente ya que la causa subyacente de las migrañas aún se desconoce. Como tal, los tratamientos tienden a estar enfocados, evitando posibles desencadenantes (estrés, fatiga, ciertos alimentos) y aliviando los síntomas inmediatos de las migrañas.

Terapia craneosacral para migrañas

Unirse a los rangos de tratamientos alternativos es una técnica conocida como terapia craneosacral (CST). La técnica fue desarrollada en la década de 1970 por el Dr. John Upledger, un practicante osteopático y cofundador del Instituto Upledger en Florida.

CST es una forma de terapia táctil ligera en la cual un practicante apenas se resistirá a la columna vertebral, el cráneo y la pelvis bajo la presunción de que puede manipular y regular el flujo de líquido cefalorraquídeo y ayudar a lo que Upledger denomina respiración primaria.

Los practicantes de CST sostienen que estos fluidos ejercen presión sobre el cráneo y causan pequeños movimientos rítmicos de los huesos del cráneo.

Se cree que al tocar ligeramente partes del cuerpo, un médico puede detectar estos movimientos y aliviar la presión de forma selectiva para corregir desequilibrios y aliviar el estrés y la tensión que pueden desencadenar migrañas.

Cómo se realiza la terapia craneosacral

La terapia craneosacral se realiza en individuos con vestimenta completa. Las sesiones pueden durar desde 45 minutos hasta más de una hora. Usando un toque ligero (lo que Upledger describe como no más que el peso de un centavo), el médico controlará el ritmo del líquido cefalorraquídeo para detectar posibles restricciones y desequilibrios.

Luego, el terapeuta utilizará técnicas manuales para liberar estas áreas problemáticas y así aliviar la presión indebida sobre el cerebro y la médula espinal. Al hacerlo, se pretende que CST evite o reduzca la gravedad de las migrañas y otras afecciones de la salud como la fibromialgia, la escoliosis y el autismo.

Crítica de la Terapia Craneosacral

Aunque la terapia craneosacral ha sido descrita como beneficiosa para aliviar el estrés y la tensión, no ha habido evidencia confiable de que proporcione ninguno de los beneficios terapéuticos que sugiere.

Una revisión sistemática de 2012 de estudios clínicos observó seis ensayos aleatorizados que investigaban los beneficios de CST.

El estudio fue muy crítico con el diseño de baja calidad de muchos de los estudios que cumplían con los criterios de inclusión, incluido uno que incluía sujetos sanos. El informe finalizó al concluir que no había evidencia de que la CST ofreciera beneficios terapéuticos en absoluto.

La American Cancer Society, en su propia revisión del CST, apoyó esas conclusiones, afirmando que la evidencia científica no respaldaba las afirmaciones de que el CST fue efectivo en el tratamiento de cualquier enfermedad.

Los practicantes de osteopática no han sido menos críticos. Ya en 1999, un estudio publicado en la revista Terapias Complementarias en Medicina concluyó que la evidencia que respaldaba la CST era de bajo grado y que la evaluación crítica no encontró pruebas suficientes para apoyar la terapia craneosacral.

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