Pruebas médicas para medir la disautonomía

Pruebas médicas para medir la disautonomía

Es posible que algún grado de disfunción con el sistema nervioso autónomo esté muy extendido, especialmente a medida que envejecemos. Por ejemplo, más del 25 por ciento de las personas mayores de 75 años padecen hipotensión ortostática leve, en la que puede ser más difícil para las personas pararse sin marearse debido a la incapacidad del sistema nervioso autónomo para ajustar adecuadamente la presión sanguínea.

Casi cualquier problema médico, o incluso tratamiento, puede afectar el sistema nervioso autónomo, ya sea directa o indirectamente. Un problema con el sistema nervioso autónomo se llama disautonomía. Sin embargo, antes de corregir el problema, es importante realizar una prueba adecuada para asegurarse de que la naturaleza de la disautonomía se comprenda correctamente.

Medición de la presión arterial ortostática

El método más común de probar el sistema nervioso autónomo se puede hacer con un manguito de presión arterial, un reloj y una cama. Se mide la presión arterial y se toma el pulso cuando el paciente está acostado, sentado y de pie, con aproximadamente dos minutos entre las posiciones. En personas normales, la presión arterial no debe variar en más de aproximadamente 10 diastólica (el número de presión arterial inferior) o 20 sistólica (el número superior), aunque estas pautas varían de un lugar a otro.

Si la presión arterial disminuye, es posible que no sea un problema con el sistema nervioso autónomo: es posible que no haya suficiente sangre para mantener la presión adecuada.

La razón habitual para esto es la deshidratación, por lo que también verificamos el pulso. Si la presión arterial disminuye, el pulso debe aumentar a medida que el cuerpo trata de aumentar la presión arterial y llevar la sangre al cerebro. Si no lo hace, puede haber un problema con el arco reflejo que involucra el nervio vago, que tiene fibras nerviosas autónomas que controlan la frecuencia cardíaca.

Otras pruebas de cabecera

El uso de un electrocardiograma (ECG o EKG) mientras realiza algunas maniobras simples puede aumentar la sensibilidad de las pruebas de disautonomía. Por ejemplo, la relación de la distancia entre dos ondas eléctricas en los latidos cardíacos 15 y 30 después de pararse desde una posición sentada (la llamada relación R-a-R) puede indicar un problema con el nervio vago. Esto también se puede hacer durante la respiración profunda. Hasta los 40 años, una exhalación a inspiración de menos de 1.2 es anormal. Se espera que esta relación disminuya a medida que envejecemos y también disminuye incluso con una neuropatía diabética muy leve.

La relación de Valsalva es otra prueba de cabecera simple, no invasiva, que se puede usar para evaluar la disautonomía. La paciente aguanta exhalando con la boca cerrada para que no escape aire. Esto normalmente hace que la frecuencia cardíaca aumente hasta que se libere la respiración, momento en el cual los parasimpáticos tienden a rebasarse, causando un breve momento de bradicardia, cuando la frecuencia cardíaca cae por debajo de lo normal. Si la frecuencia cardíaca no aumenta durante el Valsalva, es probable que haya una disfunción simpática. Si no se desacelera después, sugiere una disfunción parasimpática.

Otras técnicas miden los cambios en la presión arterial después de la contracción muscular durante unos minutos, o después de mantener una extremidad sumergida en agua fría.

Pruebas autonómicas avanzadas

Cuando las pruebas de cabecera son insuficientes, hay más procedimientos de diagnóstico disponibles en algunas instituciones. Esto puede implicar colocar al paciente en una mesa basculante, lo que permite cambiar la posición del paciente rápidamente y de una manera que se pueda medir fácilmente. Conducta La conductancia de la piel se puede medir después de que se haya infundido una sustancia química para hacer que ese parche se transforme en sudor, a fin de evaluar diferencias sutiles entre las diferentes regiones del cuerpo.

Algunas veces, los niveles séricos de hormonas como la norepinefrina pueden medirse en respuesta a un estrés sistémico, pero tales pruebas son inusuales.

Pruebas de sudor

El sistema nervioso simpático es responsable de causar la secreción de las glándulas sudoríparas. Piense en ello como una forma de asegurarse de que nuestro cuerpo se mantenga lo suficientemente frío como para escapar con éxito de un tigre atacante.

A veces se pierde la inervación simpática de una parte del cuerpo, y esta parte ya no suda. Esto no siempre es obvio, ya que la transpiración puede correr desde otra región del cuerpo para cubrir la parte que ya no transpira. En una prueba de sudor, el cuerpo está cubierto con un polvo que cambia de color al sudar, lo que hace que la falta de transpiración regional sea más obvia. El inconveniente es que esta prueba es muy desordenada.

Pruebas de partes separadas del cuerpo

Debido a que el sistema nervioso autónomo involucra casi todas las partes del cuerpo, puede ser necesario verificar cómo funcionan los nervios autónomos en una parte particular y no solo en el sistema cardiovascular.

Se puede usar una variedad de gotas para evaluar la inervación autonómica de los ojos. El desgarro de los ojos puede evaluarse insertando un fino trozo de papel suave en la esquina del ojo para ver cuánta humedad absorbe el papel. La función de la vejiga se puede evaluar mediante un cisternograma, y ​​la motilidad de los sistemas gastrointestinales se puede evaluar mediante estudios radiográficos.

Solo describimos algunas de las muchas pruebas utilizadas para evaluar el sistema nervioso autónomo. La verdad es que las disautonomias comúnmente son poco reconocidas, y muchas instituciones no tienen más que las pruebas básicas de cabecera. Esto puede deberse en parte a que la mayoría de las disautonomías se deben a problemas que también afectan otras partes del cuerpo de maneras más obvias, lo que limita la utilidad de las pruebas adicionales. Por ejemplo, la diabetes es una causa común de disautonomía que se diagnostica mediante análisis de sangre estandarizados para la diabetes, en lugar de comenzar con el sistema nervioso autónomo.

Si se sospecha y se confirma un problema con el sistema nervioso autónomo, es probable que se necesiten más pruebas para determinar la causa. En lugar de intentar simplemente tratar los síntomas disautonómicos, abordar la causa central de la enfermedad es la mejor forma de recuperar el equilibrio del sistema nervioso autónomo.

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