Descripción general de la prueba de velocidad de conducción nerviosa

Descripción general de la prueba de velocidad de conducción nerviosa

Una prueba de velocidad de conducción nerviosa, o NCV, mide la tasa de conducción nerviosa. Durante una prueba de NCV, se colocan electrodos en la piel y se les envían impulsos. A menudo se realiza en conjunto con electromiografía o EMG, una prueba de NCV puede detectar daño o disfunción nerviosa en base a la información que recopila de los impulsos nerviosos. Lo hace midiendo el tiempo que le lleva al impulso dejar un electrodo y alcanzar el otro.

Por qué podría someterse a una prueba de NCV

Si su médico sospecha que su afección de dolor crónico es causada por daño o anomalías nerviosas o musculares, puede ordenar una prueba de NCV para descartar ciertas afecciones. Una prueba de NCV puede ayudar a diagnosticar trastornos neurológicos del dolor crónico, como el síndrome del túnel carpiano o la neuropatía diabética.

Cómo se siente una prueba de NCV

Durante su prueba de NCV, los impulsos eléctricos pueden parecer pequeñas descargas eléctricas. Es probable que experimente cierta incomodidad durante la prueba. La buena noticia es que las sensaciones desagradables solo duran tanto como los impulsos mismos. En otras palabras, una vez que finaliza la prueba, no debe sentir ninguna incomodidad duradera.

Cómo prepararse para la prueba de la NCV

Debido a que la prueba de la NCV utiliza electrodos en la piel, no es necesario que haga mucho para prepararse para ello, aparte de llegar a la cita a tiempo. Debe esperar para aplicar cualquier loción o cremas en el área que se está probando hasta después del procedimiento.

Además, si tiene un marcapasos o un desfibrilador cardíaco, asegúrese de decirle a su médico. De esta forma, puede tomar las precauciones necesarias antes de que comience la prueba de NCV.

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